10 sept 2016

REGALISMO JANSENISTA EN ESPAÑA (y III)

El asunto del "Monitorio de Parma" tuvo resonancia europea.  El duque de Parma había mandado que los beneficios eclesiásticos no confirieran sino a los naturales de su país y que las bulas y breves del Papa no se publicaran sin su aprobación.  El Papa le contesta declarando ilegítimo el gobierno de Parma y anatemizando las resoluciones del gobierno y a quienes se sometieran a ellas.  Los Borbones presionan de palabra y por las armas.  En España, el asunto se lleva al Consejo de Castilla.  Es el momento que aprovecha el hábil Floridablanca para lanzar su "Juicio Imparcial", obra que encierra todos los argumentos en que se basa el regalismo y nodriza de los suesivos ataques a la Santa Sede.  El rey aprobó el "Juicio Imparcial", dejando claro con ello los derechos del trono frente a los del altar.
El conflicto con el papado parece resuelto.  Por si no quedaba claro que Carlos III obraba con firmeza en la expulsión de los jesuitas, más preocupados por la grandeza de Roma que por la del reino, habían aparecido y aparecerían obras que remachan el problema del regalismo.
En 1765 la Imprenta Real publicó el "Tratado de Regalía de amortización", obra del fiscal del Consejo de Castilla, Pedro Rodríguez de Campomanes, en la que se demostraba "el uso constante de la autoridad civil para impedir las ilimitadas enajenaciones de bienes raíces en iglesias, comunidades y otras manos muertas".
Esta obra, de repercusión internacional, que tenía por objeto refutar la pretensión de la Iglesia de poder acaparar bienes raíces sin limitaciones, tendrá honda repercusión en el siglo XIX.  Si la victoria real sobre el Papa fue efectiva, los que tenían que acusar el golpe eran también los jesuitas, ya que gozaban de la reputación de ser soldados del Santo Padre.
Si a todo lo dicho sumamos la dudosa lealtad de los jesuitas a la Corona en las colonias americanas, su alianza con la aristocracia y su clasismo universitario protegiendo al clan cerrado de los "colegiales", veremos que, a la altura de los acontecimientos, la fuerza de los jesuitas tenía que ser quebrada.
Carlos III era un hombre piadoso, pero su obligación de rey le obligó a limitar el poder de la Iglesia y a reformarla en sus dominios.  La política regalista de los Borbones y el nombramiento de hombres de ideas jansenistas para los altos cargos de la jerarquía eclesiástica en la última mitad del siglo XVIII, destruyeron la independencia y la autoridad de la Iglesia española.  El efecto más inmediato que el jansenismo y el regalismo combinados produjeron en España fue un absolutismo real semejante al de Luis XIV.  Al mismo tiempo, empero, socavaron la muralla más recia que se levantaba entre España y la Ilustración.  Pero ya hablaremos de estos aspectos más adelante.

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