
El prestigio de Felipe en Inglaterra sufrió enormemente con aquella paz. Para debilitar la alianza anglo-española, Enrique II casó a su hijo, el delfín, con la reina de Escocia, María Estuardo, con lo que ponía un puñal a las espaldas de Inglaterra capaz de inmovilizarla en caso de alinearse nuevamente en el futuro al lado de España. La pérdida de Calais, que se consideró en Inglaterra debida a una traición, corroyó más aún la ya débil posición de Felipe. La muerte de María Tudor le dio el golpe definitivo. Todavía intentó Felipe reanudar la alianza inglesa mediante el matrimonio con la nueva reina, Isabel, que parecía estar dispuesta a mantener la causa católica en su país. Contra todas las evidencias, Felipe insistió en su propósito por algún tiempo, hasta que se convenció de que no era posible llegar a un acuerdo. Entonces optó por dar un giro de ciento ochenta grados en su política: Francia, el tradicional enemigo desde los días de los Reyes Católicos, volvería a ser el aliado. Felipe casaría con una hija del rey de Francia, Isabel de Valois. Era el clavo ardiendo al que Felipe tenía que agarrarse para no perder sus dominios de Flandes. El proyecto de un Estado anglo-flamenco era inviable. En adelante, el centro de graveda del Imperio filipino estaría situado en España.
El regreso de Felipe II a España en septiembre de 1559 es algo más que un viaje; es el símbolo de una política general de repliegue a posiciones más firmes y seguras, que pone fin momentáneamente a la política imperial de Carlos V. La razón última de este repliegue la constituye la debilidad de las finanzas, que se ha evidenciado en la bancarrota de 1557. Ésta, a su vez, deriva de la constitución misma de los estados que Felipe reúne en su corona. La autonomía de cada uno de ellos hace que sólo se interesen por sus propios problemas y pongn todos los obstáculos imaginables a cualquier esfuerzo del rey por aunar las fuerzas de todos sus reinos en una empresa común. Únicamente Castilla, el único reino en que la Corona está libre de las cortapisas legales que paralizan sus decisiones en otros reinos, constituye la fuente máxima de recursos. Por eso Felipe, a la hora de restaurar sus finanzas, se instala en Castilla. El Imperio de Felipe se españoliza. Felipe sería, por fin, un rey español.
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