4 jun 2014

CLODOVEO VS. ALARICO Y ALARICO VS. LA IGLESIA

Es imposible decir si Clodoveo abrazó el catolicismo por puro cálculo político o por un acto de verdadera conversión interna. Esto pertenece al mundo secreto de las intenciones humanas. Sea como fuere, es evidente que resultó muy útil para el rey franco; pero quizá sea conveniente precisar de qué modo y en qué medida lo fue. Es corriente afirmar que Clodoveo se vio favorecido por los católicos del reino visigodo en el ataque decisivo contra éste. Se justificaba esta tradición argumentando que Alarico perseguía a los católicos, por lo cual éstos habían decidido entregarse al rey franco. Posteriormente se ha negado esta persecución, alegando que Alarico sólo desterró a algunos de los obispos porque estaban en tratos con Clodoveo para abirle las puertas de su ciudad. La verdad es que la actitud de Alarico hacia los católicos es francamente desfavorable, especialmente en lo que respecta a su trato con el clero. El código que promulgó el 2 de febrero del 506 ofrece abundantes pruebas de ello. No sólo suprime algunas exenciones fiscales, sino que da un duro golpe a la jurisdicción eclesiástica, que había ido aumentando en torno a los privilegios concedidos por Constantino a la Iglesia. Uno de estos permitía a los laicos poder elegir entre un tribunal civil o el eclesiástico para solucionar sus problemas, previo acuerdo mutuo entre los contendientes. Alarico obliga ahora a acudir siempre al tribunal civil, a pesar de que los cuadros de esta administración se están rompiendo en la mayor parte del territorio y el recurso a la jurisdicción eclesiástica resultaba en muchos casos poco menos que imprescindible. También el clérigo que, por el privilegio del foro, debía ser juzgado siempre en tribunales eclesiásticos, podía ahora ser llevado al tribunal civil. Todas estas enmiendas no figuran, por supuesto, en las leyes romanas recogidas en el Código de Alarico. Ni siquiera son obra de los jurisconsultos galorromanos a los que el rey visigodo encargó que las codificaran. Figuran en la Interpretación (INTERPRETATIO) que las acompaña y que, seguramente, contiene la forma como los reyes visigodos entendían y aplicaban ya desde antes las leyes de la población romana. De lo cual resulta que intentaron mermar los privilegios del clero y los obispos, obligándoles a pagar algunos impuestos y disminuyendo su jurisdicción en materia civil. No es de extrañar que existieran algunos de éstos dispuestos a procurar un cambio político que les trajera mejor fortuna. Se citan lo casos de Quintiliano, obispo de Rodez, y de Volusiano y Vero, ambos obispos de Tours. Volusiano fue hecho prisionero al saberse que quería entregar su ciudad a los francos. Vero y Quintiliano huyeron para no correr igual suerte. Ahora bien, este último era africano, y el mismo Gregorio de Tours, tan partidario de los francos, admite que los habitantes de Rodez se le enfrentaron cuando corrió el rumor de que se inclinaba a un entendimiento con Clodoveo.

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