29 jun 2013

¿CÓMO SE ORGANIZÓ LA COLONIZACIÓN DE AMÉRICA?

Apenas descubierta América y después del fracaso de Colón como gobernante de aquellos territorios, los Reyes Católicos empezaron a preocuparse de su organización y colonización, de la cual encargaron, sobre todo, al arcediano don Juan Rodríguez Fonseca, que fue en este reinado un verdadero ministro de Indias.
La mayor parte de los organismos administrativos de los territorios americanos desarrollados después fueron iniciados y perfilados ya en este tiempo, creándose en América municipios y audiencias iguales a los de España.  La primera Audiencia del Nuevo Mundo fue la de Santo Domingo, fundada en La Española el año 1510.  Inspirador de muchas de estas disposiciones fue el gran jurisconsulto Palacios Rubios.
Para regular el tráfico y comercio con América se estableció en Sevilla la llamada Casa de Contratación (año 1500), creándose, para la legislación y el gobierno, el Consejo de Indias.  La organización de la Casa de Contratación obedecía a la idea de establecer un severo control sobre el comercio y los asuntos económicos de los nuevos países.  en efecto, se ordenó que todos los navíos que de allí volvieran desembarcasen sus mercancías en Sevilla, y su cargamento fuera examinado por oficiales de la Casa de Contratación, que separaban la parte que correspondía a la Corona y distribuían el resto entre sus legítimos dueños.  Desde la creación del consejo de Indias, la Casa de Contratación quedó supeditada a este supremo organismo, pero conservó siempre gran importancia e independencia en los asuntos mercantiles.
La Casa de Contratación estaba gobernada por un presidente, auxiliado por numerosos oficiales y funcionarios de distintas categorías.  Y desde su comienzo tuvo una sección científica a la que pertenecía el piloto mayor de Indias, siendo el primero que ocupó este importante cargo Américo Vespucio.  Este piloto mayor examinaba y daba títulos a los pilotos que habían de dedicarse a los viajes transoceánicos. Después se crearon, dependientes de este organismo, cátedra de cosmografía y arte de navegar, matemáticas y artillería.
Desde los primeros momentos la exploración y pacificación de América fue un hecho de carácter eminentemente popular y contó siempre con el entusiasmo del pueblo.  Los Reyes Católicos, y especialmente la reina Isabel, consideraron desde un principio a los indígenas como súbditos y no como esclavos, preocupándose de su evangelización, accediendo a que se hicieran "repartimientos" o encomiendas de indios entre los colonos españoles solamente después de dictar medidas para su protección y buen trato por parte de los mismos (incumplidas, obviamente).
Estaba prohibido el viaje a América a las mujeres solteras, lo que facilitó extraordinariamente la fusión de razas por motivos obvios.
La reina Isabel, antes de morir, en el famoso codicilo que mandó unir a su testamento, ordenó las benignas normas de cómo habían de ser tratados los indios, sus nuevos y desconocidos súbditos, y que es uno de sus más preclaros timbres de gloria (si bien no deja de ser una declaración de intenciones para nuestro país).
Mas, a pesar de estos desvelos, la raza "caribe" que poblaba las Antillas, explotada hasta la extenuación, no pudo resistir el trabajo de las tierras y de las minas y desapareció casi por completo, mientras se conservaba y aumentaba la población indígena del continente americano. Para atender los trabajos y colonizar las Antillas, se intensificó la emigración de españoles y luego se autorizó la introducción de esclavos negros africanos (comprados a Francia, Holanda o Inglaterra).
El descubrimiento de América tuvo principalmente enormes consecuencias sobre la vida económica de los pueblos.  con el disfrute de las riquezas minerales, vegetales y animales del Nuevo Mundo, Europa encontró nuevos y abundantes productos para su avituallamiento. Efectivamente, grandes cantidades de algodón, café, caña de azúcar y maíz atravesaron el Atlántico hacia Europa, mientras que en sentido contrario, las manufacturas de los nuevos países industriales iban a surtir a los mercados coloniales.
Además, con el descubrimiento de América desapareció la escasez de moneda y metales preciosos, característica de la Edad Media. Grandes cantidades de oro y plata llegaron al norte de Europa vía España. Consecuencia natural de este hecho fue la devaluación o envilecimiento de estos metales preciosos, o sea la disminución de su capacidad adquisitiva, y, por tanto, la inflación, por lo que la vida, especialmente en el siglo XVII, se encareció extraordinariamente.
Esto produjo la ruina económica de la nobleza, que viviendo de rentas fijas no podía atender a sus grandes gastos.  En cambio, vino el enriquecimiento de la alta burguesía, que acabaría mezclándose con la nobleza para salvar socialmente a la segunda.
Por otra parte, el Mediterráneo dejó de ser el centro comercial del mundo, llevando la ruina a las antes ricas repúblicas italianas y pasando a las rutas del Atlántico enriqueció a nuevos países, principalmente Inglaterra y Holanda.
El deseo de fortuna hizo emigrar a América, Asia y Oceanía a gran número de europeos, del tercer estado, principalmente españoles, que, transformados en colonos, comenzaron la explotación y el desenvolvimiento económico de aquellas lejanas tierras.