16 ago 2012

FIN DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (II)

El encargado por la Junta de Defensa de negociar la paz fue Julián Besteiro (delegado del coronel Casado), hombre moderado e íntegro, al que ya le habían encomendado otras delicadas misiones diplomáticas. Apartado prácticamente de la vida pública tras el congreso de la UGT, volvió a ella en 1936, formando parte de la Junta para el Saneamiento y la Reconstrucción, cuya principal misión era organizar el aprovisionamiento de víveres y proporcionar refugio a las víctimas de los bombardeos.  Aprovechando su situación de profesor universitario, ayudó a los perseguidos políticos, pues para él "las personas no se distinguían por sus ideas, sino por su dignidad humana".  Ofreciéndosele en 1938 el cargo de embajador en Argentina, lo rechazó, pues no deseaba alejarse de Madrid, ciudad a la que amaba y de la que había sido edil ininterrumpidamente desde las elecciones de 1918.  Este hombre, idealista e intelectual, pensaba que la República había nacido en España en un momento inapropiado, cuando aún el pueblo no estaba educado para comprender cómo había que vivir la democracia sin que las asociaciones de matiz proletario, como la UGT o la CNT la hundieran.
Integraban la junta el general Miaja, que era su presidente; el coronel Casado, ministro de la Gobernación, y el mismo Besteiro, ministro de Estado.  La junta acusó a Negrín de querer proseguir la guerra cuando estaba ya perdida y la nación agotada en hombres y reservas; procuró asimismo convencer a los sectores más radicales del pueblo de que debían aceptar la derrota lo más honrosamente posible.  A pesar de que apoyaban la junta militares tan prestigiosos como los generales Matallana y Méndez y Cipriano Mera, los comunistas de Ciudad Real, tomando partido por la postura de Negrín, se levantaron contra ella.  Pero las tropas del general Escobar y de Cipriano Mera sofocaron este conato de lucha interna el día 15 de marzo.
El mismo día que la junta se hizo cargo del poder, Negrín, al ver fracasada su tentativa de continuar la lucha, regresó a Francia y se puso a salvo.  El 14, los nacionales instituyeron el tribunal encargado de juzgar las responsabilidades políticas, el cual, ante las súplicas de Besteiro, preocupado por las represalias que dicho tribunal pudiese tomar, contestó que el haber servido en el ejército republicano o en cualquier partido político no sería motivo de enjuiciamiento.  Del 23 al 26 Casado negoció con la Junta de Burgos la rendición, la cual comenzó a ser efectiva el día 28, en que empezaron a rendirse las guarniciones de la zona centro-sur.  El 31 la Legión Extranjera se hizo cargo del mando militar en Madrid, en donde la entrada de las tropas nacionales se produjo sin incidentes.  Al día siguiente, 1º de abril, Franco comunicaba a la nación desde Burgos el fin de la guerra y su completa victoria con el siguiente parte:

"En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. LA GUERRA HA TERMINADO.

Burgos, 1º de Abril de 1939
Año de la Victoria
EL GENERALÍSIMO"

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