18 jul 2012

MEDIDAS ECONÓMICAS PROTECCIONISTAS Y CAPITAL EXTRANJERO EN LA ESPAÑA DE COMIENZOS DEL SIGLO XX

Existen cinco factores esenciales en todo proceso de conformación industrial: espíritu de empresa, técnica, capital real (conjunto de recursos productivos y energéticos), capital financiero y nivel de demanda.  La inexistencia o debilidad en España de estos cinco factores es un hecho para comprender el retraso de la industrialización española.  Otro aspecto muy a tener en cuenta para entender el ritmo de la industrialización sería la carencia en España de una revolución burguesa, fenómeno previo a toda revolución industrial.
En el proceso de nuestra industrialización, en el siglo pasado, nos referíamos a las inversiones extranjeras en España y a la polémica librecambio-proteccionismo, que terminará favoreciendo decisivamente a la industria nacional.
La etapa de librecambio abierta en 1869 fue liquidada definitivamente en 1891 y reforzada con fuertes aranceles proteccionistas en 1906 y 1922.  Esto se hacía realidad merced a la concordancia de intereses de los grupos oligárquicos, grupos de presión detentadores del poder en la España del siglo XX; nos estamos refiriendo a los textiles catalanes, a los propietarios mineros y siderúrgicos asturianos y vascos, a los trigueros castellanos y a los banqueros.
A lo largo del siglo XX, la industria española estará mimada por el proteccionismo estatal, y los grupos industriales se vinculan cada vez más, controlan mercados, obtienen beneficios y caminan hacia el monopolio.  De esta forma, el proteccionismo, en vez de favorecer un desarrollo racional, fue, por el contrario, un baluarte del que se valió la industria española para evitar la competencia.  Consecuencias: no se modernizó la planta industrial, atraso técnico, debilidad de inversiones, carencia de competitividad y un sinnúmero de desórdenes que la incapacitarían, incluso hasta nuestros días, para aprovechar la favorable coyuntura de la Primera Guerra Mundial, la prosperidad de los años veinte o, en último caso, para capear la crisis financiera de las primeras dos décadas del siglo XXI.
No obstante, la industria experimentó un evidente desarrollo dentro de la trayectoria general de la coyuntura: resuelto avance a comienzos de siglo, coyuntura muy favorable durante la Primera Guerra Mundial y crisis agudizada por la coincidencia de factores económicos, sociales y políticos a partir de 1929.  Los índices elaborados de la producción industrial son: 76,1% en 1906; 84,7% en 1922; 102,5% en 1923; 144% en 1930; 146,1% en 1931, y 142,4% en 1935.  Cuando comenzaba la recuperación, ésta fue desbaratada por la Guerra Civil.
A partir de 1939 se entra en lo que llaman algunos economistas la "autarquía económica" (leyes industriales de 1939, creación del Instituto Nacional de Industria -I.N.I.- en 1941...).  Hasta 1959, la falta de competencia internacional explica la intensificación del proceso industrial, pero, al mismo tiempo y paradójicamente, se frena la expansión industrial a causa de una deficiente racionalización y de empresas antieconómicas.

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