4 jul 2012

LOS CARACTERES DEL NATURALISMO ESPAÑOL

El naturalismo "observa" para luego "ofrecer" la realidad social, cargando las tintas en las lacras físicas y morales de la sociedad burguesa.  el naturalismo español tiene sus antecedentes en aquel "realismo" tan grato a las clases medias de la época de Isabel II.  En el campo literario, por ejemplo, se perciben con claridad el tránsito del costumbrismo y la novela de Fernán Caballero a la novela realista, psicológica y e tesis de Juan Valera y Pedro Antonio de Alarcón, para desembocar en el naturalismo pleno de Benito Pérez Galdós o Emilia Pardo Bazán.  El naturalismo español contará con la influencia del francés a partir de 1870, especialmente a raíz de las obras traducidas de Balzac y Zola.  Sobre esta plataforma de herencia (tipos y caracteres del costumbrismo) e influencia (la agria temática de los franceses), el naturalismo español observa la realidad criticando a las clases dirigentes de la Restauración, el vicio y la falsedad de esa élite política y social que vive en Madrid; por otra parte, pone su técnica y estética al servicio de la naturaleza, de las clases populares enmarcadas en ese paisaje espiritual y corporalmente sano; en una palabra, los naturalistas "descubren la región".
Los naturalistas, en la novela y en la pintura, se manifiestan contra la decadencia moral de la familia, contra la corrupción política generalizada, contra la falta de solidaridad social de las élites para con las clases menesterosas.  Esta crítica social de la clase dirigente y esta simpatía por los sufrimientos de las clases trabajadoras cuenta con innumerables testimonios entre las novelas de Galdós (Lo Prohibido), Parto Bazán, Clarín, Pereda (Los Montállvez), Coloma (Pequeñeces), Palacio Valdés (La Espuma) y entre los pintores, quizá con menos valor estético, como Mañanos (Pobres... y enfermos), Sorolla (Aun dicen que el pescado es caro), López Mezquita (Cuerda de presos), y en los lienzos con escenas de fábricas, accidentes de trabajo, huelgas... de Cutanda.
Al lado de esta postura crítica, literatos, pintores y músicos tienen un gran amor, y lo demuestran, por lo popular, por lo "arraigado en las entrañas del país", por lo "castizo".  Las escenas resultantes son de claro optimismo, simpáticas, humorísticas incluso.  En el campo literario, el casticismo popular de los naturalistas hispanos tiene su mejor encarnación en los Episodios Nacionales, de Galdós, y en la descripción de todo lo regional y su paisaje.  Volveremos pronto sobre dichos aspectos.
Esta veta casticista triunfa -cómo no- en la zazuela.  "El barberillo de Lavapiés", "La Verbena de la Paloma" y otras obras de Barbieri, Bretón y Chapí son el más claro exponente de una visión optimista, sin críticas agrias de las clases medias populares, del ambiente madrileño...  Sin embargo, el triunfo del casticismo musical se produjo a costa del "nacionalismo musical".  El fracaso del nacionalismo musical español en unos lustros en que los músicos nacionalistas germánicos y eslavos utilizaban frecuentemente motivos españoles en sus composiciones, ilustra bien la endeblez cultural de nuestra burguesía durante el último cuarto del siglo XIX.  Sólo a comienzos del siglo XX logrará abrirse paso este nacionalismo patrio de la mano de Isaac Albéniz.

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