15 nov 2014

REPOBLACIÓN DE LOS TERRITORIOS CONQUISTADOS (II)

La repoblación de los territorios correspondientes a las órdenes militares se hacía del mismo modo, pero sin la intervención de los funcionarios regios. A pesar de todo, el carácter casi exclusivamente rural de estas zonas hizo que los repartos se llevaran aquí acabo con una mayor lentitud y equitatividad. Acabó dominando el latifundio sobre una base de grandes propiedades centradas por cortijos, sistema ya imperante en época musulmana. Esto imprimió un carácter predominantemente aristocrático y señorial a gran parte de la región andaluza, siéndolo absolutamente Extremadura, cuyas tierras eran de hecho una completa posesión de las órdenes. Esta estructura habría de perpetuarse hasta nuestros días, pesando mucho en las estructuras socioeconómicas de estas regiones y siendo en gran parte la causante de muchos de sus males endémicos.
El reparto y repoblación de Mallorca siguió otros derroteros diferentes. Con un régimen musulmán basado en pequeñas propiedades, la isla mantenía una población bastante densa en el momento de ser conquistada. el hecho de que muy pocos de sus habitantes capitularan, dejó las manos libres al rey de Aragón para proceder a su repoblación. Previamente a la conquista de la isla, había sido pactado entre el rey y sus magnates -tres laicos y tres eclesiásticos-, encargados de supervisar el reparto en el momento oportuno. La pequeñez y rapidez de la conquista permtieron un reparto casi inmediato del territorio disponible, lo que se realizó con meticulosidad extrema y desde luego completamente opuesta a la seguida en Andalucía y Extremadura por los castellanos. El carácter ampurdanés y rosellonés de los repobladores parece poder rastrearse en las características lingüísticas de la isla. No tuvo el mismo caráceter la repoblación de Ibiza, cuya conquista fue obra exclusiva de los grandes señores; en Menorca, su población islámica, enormemente grande para las posibilidades de la isla, se vio muy mermada y en gran proporción esclavizada y vendida. No hay muchos datos al respecto, pero parece que se repartió entre todos aquellos participantes en la conquista.
En el reino de Valencia sucedió algo análogo a lo ocurrido en Mallorca, con una estructura económica basada fundamentalmente en la pequeña y mediana propiedad, lo que facilitó el asentamiento de repobladores de la misma o aproximada estructura social. A pesar de todo hay características que distinguen netamente su repoblación de la de otras zonas recién conquistadas de la Península, a saber: mayor extensión que Mallorca, existencia de zonas poco pobladas, mayor duración de la conquista y permanencia en el suelo de la casi totalidad de la población islámica. La primera capa de repobladores cristianos tuvo lugar durante el reinado de Jaime I, y se asentó sobre la capital y los principales núcleos de población. Se vio interrumpida por el levantamiento de Al-Azrak, terminado en 1270, al acabar el cual ordenó el rey una medición minuciosa de las tierras para evitar los problemas y litigios surgidos. En general, la repoblación del norte del reino avanzó muy lentamente, permaneciendo desérticas durante varios siglos vastas zonas. La de la zona entre Mijares y el Turia tuvo un aspecto diferente. En algunas partes la población se rindió por capitulación, y en otras sólo hubo acciones militares de carácter más intenso, debido a la necesidad de despejar y asegurar la ruta hacia la capital. En general, se puede decir que en ests regiones casi todo el terreno disponible se lo reservó la Corona, repartiendo entre algunos magnates pequeñas porciones.
En un primer momento la población era enteramente islámica; pero después de la revuelta de Al-Azrak, fueron expulsados la mayoría de sus habitantes, con lo que se produjo un nuevo reparto y repoblación. De hecho, la repoblación de la misma Valencia y alrededores hubo de efecutarse de nuevo casi por completo, ya que fue esa misma riqueza la que hizo que los musulmanes presentaran una encarnizada resistencia. La tierra se dividió para su reparto en pequeñas porciones, que se entregaron a los inmigrantes, la mayoría de los cuales eran catalanes, lo mismo que había ocurrido en Mallorca, pues el rey aragonés quería sustraer las nuevas tierras a la influencia de la nobleza de Aragón. Por este motivo las zonas recientemente incorporadas al reino aragonés presentan hasta nuestros días una cultura predominantemente catalana.

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