8 dic 2015

EVOLUCIÓN CULTURAL DEL SIGLO XVI

Ya en los tiempos de los Reyes Católicos se había dejado sentir el fuerte impacto cultural del humanismo italiano. Las producciones artísticas y literarias de aquella época-puente que fue el reinado de Isabel y Fernando, muestran la convivencia de lo medieval y lo renacentista, la simbiosis entre lo indígena y lo extranjero, unidos en armoniosa síntesis. En el campo de la literatura, se capta ese tránsito entre dos épocas en obrass de género dramático, como las "Églogas" de Juan de la Encina (1469-1529), "La Celestina" (1499), de Fernando de Rojas, que refleja la libertad de las costumbres que imperan en el país. La novela sentimental, de estilo italianizante, tiene su ápice en "Cárcel de Amor", de Diego de San Pedro, mientras que la novela de caballería, al gusto franés, produce obras como el "Amadís de Gaula", de Garci-Ordóñez de Montalvo (1482). La nueva orientación política hacia el exterior hace que el interés de escritores y lectores se centre en los temas históricos, de los que hay magníficas muestras, como las "Décadas", de Alonso de PAlencia; los "Anales", de Galíndez de Carvajal; las "Crónicas" que, con diferentes títullos, escriben Hernando del Pulgar, Andrés Bernáldez, Diego Valera... En el terreno de las artes plásticas, el dorado ocaso del gótico medieval se injerta a la espléndida aurora del arte renacentista, dando origen a una constelación de estilos, a los que se han dado los nombres de "plateresco", "Reyes Católicos", "isabelino", "fernandino" o "cisneros", seg´n la peculiaridad de cada uno de ellos. La presencia española en Italia y en el norte de Europa atraen a la Península las corrientes artísticas propias de cada una de estas regiones, traídas por una legión de artistas que vienen a trabajar en nuestras tierras. Entre los maestros alemanes, flamencos, borgoñones o italianos naturalizados en España, citaremos a algunos de los más significativos: Enrique Egas, cuyas manos intevinieron en gran número de fundaciones reales, como los hospitales de Santiago y de la Santa Cruz, en Toledo, la Capilla Real de Granada, la Seo de Zaragoza; Simón de Colonia, Gil de Siloé, Juan Guas, Juan y Felipe Bigarny, Dancart, Rodrigo Alemán, Juan de Flandes, Melchor Alemán, Fancelli...
Promotores y mecenas del arte fueron los Reyes Católicos, pero también la nobleza y el clero. A los primeros se debieron obras como la Capilla Real de Granada, el monasterio de San Juan de los Reyes, en Toledo, la Caruja de Miraflores, los hospitales de Santiago, Granada y el de la Santa Cruz, en Toledo. Intervinieron también en la erección del convento de Santo Tomás de Ávila, la catedral de Granadaa, la nueva catedral de Salamanca, la ampliación de la Seo en Zaragoza; terminaron la de Huesca, influyeron en la universidad de Salamanca... El yugo, las flechas, los anagramas reales, las granadas, quedarían plasmadas en casi todos estos monumentos como perenne manifestación de los promotores de aquellas obras y como muestra de su autoritarismo monárquico. La Iglesia promueve la edificación de catedrales, como las de Oviedo, Sevilla y Salamanca, o la reconstrucción de las de Calahorra, Astorga, Palencia, Plasencia, Zaragoza, Sigüenza, Coria, Pontevedra y Barbastro; erige colegios como los de San Gregorio y San Pablo en Valladolid. La aristocracia levanta suntuosos palacios, como el del Infantado, el de Cogolludo, la Casa del Cordón..., entre otros muchos monumentos votivos o funerarios. La prosperidad económica de algunas ciudades, como Valencia y Zaragoza, se muestra en la construcción de edificios destinados a las actividades comerciales, como las lonjas de Valencia y de Zaragoza.
En el primer tercio del siglo XVI, como consecuencia de nuestras relaciones con Italia, florece el estilo renacentista, fuertemente amalgamado con elementos característicos del gusto español. Durante los primeros sesenta años del siglo, predomina el arte italiano del siglo XV en su modalidad española del plateresco. En el último tercio, la inspiración inyectada por el italiano Bramante al arte renacentista repercute en España en el estilo herreriano. Dentro de la corriente plateresca se encuentran arquitectos como Lorenzo Vázquez, Pedro Gumiel, Alonso de Covarrubias, Vasco de la Zarza, Juan de Álava, Rodrigo Gil de Hontañón, Pedro de Ibarra, Juan de Vallejo, Diego Siloé, Andrés de Vandelvira, Martín de Gaínza, Fernán Ruiz, Machuca... El viraje político-religioso de Felipe II tiene su réplica en la introducción del estilo herreriano, cuyos representantes serían Juan de Herrera, Juan Bautista de Toledo, Bartolomé Bustamante y Juan de Nates, y su creación más representativa, el monasterio de San Lorenzo del Escorial.

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