A la muerte de Alfonso XII se encargó de la regencia su viuda doña María Cristina, que poco después dio a luz un hijo póstumo que sería proclamado rey con el nombre de Alfonso XIII.
La reina María Cristina ejerció la regencia con gran tacto y discreción, mereciendo el respeto de todos, incluso el de los enemigos de la corona.
Ante el peligro que suponía para la paz de España el que la monarquía quedara en manos de una mujer, los jefes de los grandes partidos políticos, el conservador Cánovas y el liberal Sagasta, convinieron por el llamado Pacto del Pardo turnarse pacíficamente en el gobierno durante la regencia.
Y así lo hicieron hasta la muerte de Cánovas, asesinado por un anarquista italiano en el balneario de Santa Águeda el 8 de agosto de 1897. Entonces se encargó de la jefatura del partido conservador Francisco Silvela. Pero el horizonte no se presentaba muy tranquilizador con el despertar del nacionalismo catalán que en 1892 redactó las Bases de Manresa en las que se reclamaba para Cataluña un gobierno y un parlamento propios. La agitación social provocada por los obreros catalanes, el auge del socialismo en Madrid y Bilbao y la situación de los campesinos en Andalucía...
A todo esto había que añadir los atentados cometidos por los anarquistas en Jerez y Barcelona, donde las bombas arrojadas en una revista militar, bajo el caballo del general Martínez Campos, y poco después en el teatro del Liceo, durante una función de ópera, causaron numerosas víctimas.
Durante este agitado período las Cortes aprobaron la publicación de un Código Civil, una Ley de Sufragio Universal, la Ley de Asociaciones, la institución del Jurado, con otras reformas planteadas por el gobierno liberal y aceptadas luego por el conservador.
Los repetidos incidentes fronterizos con Marruecos costaron la vida cerca de Melilla al general Margallo, y estuvieron a punto de ocasionar otra guerra en África evitada en 1893 gracias a las gestiones de Martínez Campos.
Por desgracia, dos años después, cuando se ratificaba el tratado de paz con Marruecos, estallaba de nuevo en Cuba la guerra separatista iniciada en Baire en 1895, merced al apoyo de los Estados Unidos, los cuales, al pretender que España reconociera la independencia de la "Perla de las Antillas" nos llevaron a la lucha con el poderoso país norteamericano.
Los héroes de esta contienda fueron el oficial español Neila, que, sin medios para resistir, dijo a los parlamentarios del enemigo que se acercaron a intimarle la rendición.
-Creí que venían ustedes para que les indultase.
Famoso fue también el soldado Eloy González García, más conocido como "el héroe de Cascorro", que con una cuerda amarrada a la cintura -para no dejar su cadáver entre los insurrectos-, y una lata de petróleo en las manos prendió fuego a una casa que aquéllos ocupaban y desde la cual hacían terrible fuego sobre el fuerte de Cascorro.
Los Estados Unidos no sólo llevaron la guerra a nuestras Antillas, sino también al archipiélago filipino, ya en rebelión contra España desde 1872, destruyendo nuestras flotas en aguas de Manila y Santiago de Chile. Poco después se perdía todo el imperio colonial español de América y Oceanía.
2 comentarios:
Francisco Gijon: mis más sinceras felicitaciones por tu maravilloso blog dedicado a la historia (tema que me encanta). Te diré que yo también soy cartagenera y que trabajé en varios diarios de Murcia (La Verdad, La Opinión Y El Faro, claro que en la sección de deportes) Respecto al post de María Cristina, creo que como mujer le debió ser muy duro estar 50 años de servicio a España, de ellos 16 como regenta y en los que trató con 84 ministros, mientras sufría el azote de 24 crisis de gobierno y la renuncia española a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Un maravilloso blog. Te dejo la dirección del mío por si deseas pasarte. Un beso paisano
Muchísimas gracias, Águeda. Un honor que me honres. De corazón.
Publicar un comentario