Hagamos un inciso para estudiar a otro de los grupos en que se fragmentó la sociedad paleolítica. Los concheros siguieron recolectando sus nutrientes de la naturaleza. Langostas, alemajas, mejillones, cangrejos, percebes... tal era la base de su alimentación, que completaban con la caza ocasional y, naturalmente, la recolección de frutos silvestres.
En el norte de Europa, la antigua tundra glacial fue sustituída por el bosque boreal que se alternaba con zonas pantanosas. Fueron muy numerosos los grupos que se insstalaron en los linderos de los bosques con los pantanos. Los primeros les proporcionaban madera y los marjales pusieron a su alcance peces, volátiles y otros animales que necesitaban para su alimentación. Entre las culturas que florecieron sobre estas bases gastronómicas cabe destacar a los que habitaban las zonas costeras, que bajaban a las playas a recolectar sus proteínas de las rocas algadas y empleaban su tiempo libre en mejorar el trabajo de la madera creando un nuevo utillaje adeacuado a sus necesidades.
Podemos intuir que la recolección de moluscos fue un fenómeno casi universal. Se aprecian los más antiguos yacimientos concheros en la actual Dinamarca, siendo no obstante los más estudiados aquéllos de la zona cantábrica peninsular, desde Biarritz hasta Portugal. Ya hablaremos de la cultura asturiense, que merece renglón aparte y de la que sabemos que comenzaron a "cocinar" en recipientes de barro puestos sobre el fuego, tal y como sugiere el hecho de que entre las conchas hayan aparecido cenizas y restos de madera carbonizada.
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En el norte de Europa, la antigua tundra glacial fue sustituída por el bosque boreal que se alternaba con zonas pantanosas. Fueron muy numerosos los grupos que se insstalaron en los linderos de los bosques con los pantanos. Los primeros les proporcionaban madera y los marjales pusieron a su alcance peces, volátiles y otros animales que necesitaban para su alimentación. Entre las culturas que florecieron sobre estas bases gastronómicas cabe destacar a los que habitaban las zonas costeras, que bajaban a las playas a recolectar sus proteínas de las rocas algadas y empleaban su tiempo libre en mejorar el trabajo de la madera creando un nuevo utillaje adeacuado a sus necesidades.
Podemos intuir que la recolección de moluscos fue un fenómeno casi universal. Se aprecian los más antiguos yacimientos concheros en la actual Dinamarca, siendo no obstante los más estudiados aquéllos de la zona cantábrica peninsular, desde Biarritz hasta Portugal. Ya hablaremos de la cultura asturiense, que merece renglón aparte y de la que sabemos que comenzaron a "cocinar" en recipientes de barro puestos sobre el fuego, tal y como sugiere el hecho de que entre las conchas hayan aparecido cenizas y restos de madera carbonizada.
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