Una vieja tradición cuenta que Don Rodrigo había manchado el honor de Florinda o La Cava, hija de Don Julián, y que éste, ávido de venganza, entregó la plaza de Ceuta a los árabes sarracenos y les facilitó el paso del Estrecho de Gibraltar para que invadiesen la Península y destronaran a Don Rodrigo.
¿Leyenda o realidad? Analicemos un poco los hechos. El nombre de Florinda significa Preciosa y el de La Cava mujer prostituida; por lo cual entienden algunos expertos que La Cava era concubina de Don Rodrigo. Pero la opinión más corriente, sin embargo, es que el rey "cumplió" por la fuerza lo que no pudo conseguir por la persuasión. En Toledo se conserva todavía a orillas del Tajo un antiquísimo torreón al que se da el nombre de Baños de La Cava.
Por lo tocante a esta tradición, el primero que da cuenta de ella es el egipcio Abderramán Ben Abdeljaquen del siglo IX, a quien sigue Isá en el siglo X y después el monje de Silos, que no escribió hasta el siglo siguiente, lo cual despoja de valor crítico sus testimonios.
Considerando esto, podemos negar el suceso, que tampoco admiten la mayoría de los historiadores, si bien parecen confirmarlo los documentos sacados a la luz por el orientalista holandés Dozy en sus estudios sobre la conquista de España por los árabes. El más notable de dichos documentos es el manuscrito titulado Ajbar-Machmúa que es del siglo X y se conserva en la Biblioteca Nacional de París, y que Dozy consideraba el único relato arábigo puro y exento de toda ficción.
Por otra parte, la crítica moderna duda mucho de esta tradición de La Cava, y discute si el conde Julián era godo o griego bizantino, y si gobernaba a Ceuta en nombre del emperador de Oriente aunque como feudatario de España. Dozy, siguiendo a varios cronistas árabes que cita, da a Don Julián el título griego de Exarca de Ceuta; pero el profesor Fernández Guerra combatió esta opinión, sosteniendo que Ceuta pertenecía a la corona de España.
En el famoso libro de Ajbar-Machmúa, ya citado, se dice: "Muza atacó los pueblos de la costa africana, que tenían gobernadores nombrados por el rey de España: el principal entre aquellos pueblos era Ceuta, cuyo gobernador era un cristiano de nombre Julián".
Algunos historiadores niegan que Don Julián fuese español. Codera afirmaba que era berberisco, perteneciente a la tribu de los Gomeras, creyendo además que su nombre no era Julián, sino Albán o Urbán. A la opinión del arabista Codera se adhirieron, entre otros, Menéndez Pidal en sus Leyendas del último rey godo.
Hay que hacer resaltar que no creyeron los adversarios de Don Rodrigo que traían a España una invasión, sino una intervención extranjera, como la de los griegos imperiales que ocasionó el destronamiento de Agila para dar su cetro a Atanagildo. Pero el éxito que desde un principio obtuvieron los árabes les hizo convertirse de auxiliares en conquistadores. Todo es posible. Lo cierto es que con Cava o si ella, poco después se iniciaría una nueva época para España: la musulmana.
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