14 abr 2016

INCREMENTO DE DIVERSIDAD PRODUCTIVA

Lo que venimos relatando se refiere, generalmente, al trigo, cebada y centeno, que en régimen de monocultivo ocupaba casi tres cuartas partes del teritorio español. El que sufría la dependencia fatal y mecánica del monocultivo era el labrador. Arriesgaba en ello no sólo su menguada economía, sino su vida y la de su familia. Bastaba una mala cosecha para que toda su familia quedase reducida a la miseria. Para ello, tienden a la diversificación de cultivos, tarea que servirá para completar su producción y consumo agrario y la del país. Los resultados, a todas luces, mezcla de necesidad e iniciativa libre privada, serían óptimos. Así:
-ARROZ. La producción superó las 500.000 fanegas, correspondiendo a la zona valenciana 420.000.
-MAÍZ. Parte del progreso de las regiones cantábricas se debe a este cultivo. Este cereal había sido introducido en Asturias en 1604 por Méndez de Cancio, quien lo trajo de la Florida. El cultivo del maíz se impuso en toda regla a partir de 1750.
-PATATA. Otro producto americano que se impuso, definitivamente, a finales del siglo XVIII. En un principio este tubérculo se usaba sólo para animales. También comenzó a implantarse en el litoral cantábrico (zona de Mondoñedo), para extenderse rápidamente por toda la Península. Las repetidas crisis de subsistencias la convertirían en un producto básico.
-GARBANZOS, HABAS, GUISANTES, ALUBIAS. Jugaron gran partido en la producción y consumo nacional. El conjunto de estos productos sumaría una cantidad aproximada de 16 millones de fanegas anuales.
-VINO Y ACEITE. Fueron dos productos que ocuparon gran extensión de terreno, y también, casi siempre, los primeros para la exportación. La producción de aceite en el siglo XVIII ascendía a unos seis millones de arrobas al año. Los vinos, tanto olorosos, dulces, aguardientes y caldos peleones, tendrían una gran importancia, sobre todo en Cataluña, donde fueron una fuente de capitalización y una inyección poderosa para el arranque del resurgimiento catalán a partir de 1680.
-NARANJAS Y MANZANAS. Dos productos que empiezan a ser comercializados. De la esfera comarcal pasarán a la regional, nacional e internacional. De finales del siglo XVII y comienzos del XVIII arranca la prosperidad de los naranjos valencianos, que a partir de este momento encontrarán mercado seguro.
-SEDA. Desarrollada en especial también en la región levantina. Sólo la producción valenciana y murciana alcanzaba el millón de libras.
-RUBIA Y BARRILLA. La rubia se extraía de una planta tintórea que se llamaba granza. Las 24.000 arrobas que producía Castilla eran consumidas en Cataluña. La barrila se empleaba para obtener jabones y detergentes. Alcanzaba una producción aproximada de 320.000 arrobas.
-CAÑA DE AZÚCAR, ALGODÓN, CÁÑAMO Y LINO. Retroceden en su cultivo, principalmente por no aguantar la competencia americana, francesa, belga y holandesa.

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