22 feb 2014

ANIBAL (II)

La elección de Aníbal como jefe del ejército marcó una vuelta a los métodos de Amílcar, a quien su hijo se parecía, no sólo en el carácter, sino también en el físico. Y de nuevo Tito Livio nos dice así:
"Los veteranos creyeron ver a Amílcar en su juventud, puesto que su rostro tenía la misma expresión de energía, el mismo brillo en la mirada, la misma expresión de boca y sus mismas facciones. Muy pronto dejó de necesitar el recuerdo de su padre para granjearse simpatías..."Pues sí. La política de persuasión propugnada por Asdrúbal dejó paso a los procedimientos más rápidos y expeditivos de Aníbal. En el verano del 221 a. de C., las tropas cartaginesas penetraron en el territorio de los olcades. Bastó a Aníbal tomar al asalto su capital para que se rindiese la tribu entera. En el verano siguiente partió de Cartago Nova con la intención de penetrar profundamente en los territorios de la meseta central. Según parece, avanzó siguiendo la antigua ruta que después sería conocida como Vía de la Plata. Helmántica (Salamanca) y Arbukada (Toro) fueron ocupadas. Cada una de estas ciudades debió pagar sendos tributos que, en el caso de Helmántica, fueron 300 talentos de plata. Aníbal tomó además numerosos rehenes antes de iniciar su regreso a Cartago Nova.
Al parecer, la ruta de vuelta fue distinta de la de ida. Pasando por Ávila o Segovia, cruzó la cordillera del Guadarrama. Luego, por las llanuras de Madrid y Toledo, llegó hasta el Tajo, siguiendo, posiblemente, el valle del Alberche. En las ruinas de algunos de los castros vetónicos de la región, como Cogotas y Osera, se han encontrado restos arqueológicos que corroboran esta hipótesis.
Pero a la altura del Tajo, el ejército cartaginés , cargado con su botín, fue atacado por una coalición de carpetanos, vacceos y olcades en las riberas del río, probablemente en algún punto entre Aranjuez y Talavera de la Reina. De haber aceptado la batalla inmediatamente, mal habría terminado la experiencia para las tropas de Aníbal. Pero éste obró con la mayor prudencia. Acababa de plantar su campamento al sur del Tajo cuando se percató de la presencia del ejército enemigo frente a él. La cercanía de la noche impidió que se trabase batalla. En cuanto Aníbal comprendió que todo el mundo dormía en el campamento enemigo, rebasó el Tajo con sus soldados y colocó el campamento en la ribera norte, a suficiente distancia como para atacar al enemigo cuando pasara en la dirección equívoca a su campamento. Al llegar la batalla fueron muchos los enemigos que perecieron en el río, arrastrados por la corriente que los llevaba hasta la altura del campamento de Aníbal donde sus elefantes los esperaban para aplastarlos. Muchos buscaron refugio en la orilla opuesta, pero Aníbal había formado en cuadro a sus soldados y se enfrentó a ellos devastando sin piedad su territorio.
Y fue de este modo como el dominio cartaginés, que ya llegaba por el norte al Ebro y se extendía por todo el Levante, comenzó definitivamente a alcanzar la costa atlántica de la Península. El prestigio alcanzado tras la batalla del Tajo dejó pocas ganas de resistencia entre las tribus autóctonas, que acabaron por incorporarse como mercenarios a las tropas cartaginesas. En cuanto al paso del Guadarrama, no podemos por menos que considerarlo una especie de entrenamiento o prueba previa a lo que no mucho después sería el "paso de los Alpes" que llevaría a cabo el obstinado general.

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