La Guerra de Sucesión y la contracción económica subsiguiente dieron al traste con las tablas de cambio. Las escasas operaciones financieras eran llevadas a cab por genoveses y franceses. A mediados del siglo XVIII hay proyectos para imitar el modelo del Banco de Inglaterra. Aparece hacia el año 1750 la "Oficina del Real Giro", orientada al comercio exterior, con central en Madrid y dependencias en Barcelona, Bilbao, Cádiz, Málaga y sucursales en París, Roma, Amsterdam, Lisboa y Nápoles. Su misión era sustituir a los cambistas, que descontaban hasta un 20% como mediadores de los cambios; negociar letras y regular la extracción de moneda. Se intentaba también formar una reserva para urgencias de 180 millones de pesos, pero la caída del marqués de la Ensenada 1754, terminó con el Real Giro.
Los Cinco Gremios Mayores de Madrid tenían vía libre, pero su finalidad monopolística no era bien vista por los ilustrados, más abiertos, más avanzados, más generosos.
El "Proyecto Económico" de Bernardo Ward, un técnico de la economía de origen irlandés que trabajaba al servicio de la Corona de España, era grandioso. Se propone elevar el producto nacional bruto, remozar el trabajo, la población, la agricultura, la industria y el comercio. Ve el modo de financiar todo esto en que los ricos depositen los ingresos para que puedan ser prestados a quienes los necesiten. Se imponía un Banco con caja central en Madrid y sucursales en cada capital de partido, que administraran los depósitos y prestaran, con garantía, a los necesitados. Estimaba que los caudales ascenderían a 172.485.300 escudos y, complemento a esta medida, se prohibiría a los particulares hacer empréstitos.
Son unas medidas más amplias que las de los Cinco Gremios, y cuentan con el apoyo expreso de Campomanes y otros ilustrados.
La guerra contra Inglaterra en 1779 para recobrar Gibraltar y combatir a los ingleses, acarreó una serie de gastos que no se pudieron paliar con préstamos y nuevas cargas impositivas. Se fuerza al gobierno a aceptar una emisión de Vales Reales, que gueron el primer papel moneda conocido en las Españas. Se emitieron 9.900.000 pesos de vellón en Vales Reales al 4%. Gozan de curso legal, excepto para pagos de haberes y comercio al por menor. A las seis semanas habían caído por debajo de la par y a los seis meses se imponía una segunda emisión de otros cinco millones de pesos para sufragar los gastos de la guerra. El oro americano que solía llegar anualmente estaba bloqueado, la guerra tomaba mal cariz y la cantidad de Vales Reales emitidos era enorme. La consecuencia lógica fue su depreciación. Pasados otros seis meses se impuso la creación de un Banco Nacional, pues era ya muy difícil que los Vales Reales adquiriesen la paridad por falta de efectivo para atender su amortización.
El alma de todo esto fue Cabarrús, negociante, banquero, economista con talento, elocuencia y caliente imaginación. Cabarrús encontró serios obstáculos en el Ministerio de Hacienda, en el conde de Gausa y en los Cinco Gremios, pues veían que todo este planteamiento iba en menoscabo de sus monopolios. Cuenta, sin embargo, con el apoyo de Floridablanca, Jovellanos y otros afines.
Por fin, el 2 de junio de 1782 se publica la Real Cédula (consta de 45 artículos), por la que se constituía el Banco Nacional de San Carlos, siempre conocido por Banco de España.
Los Cinco Gremios Mayores de Madrid tenían vía libre, pero su finalidad monopolística no era bien vista por los ilustrados, más abiertos, más avanzados, más generosos.
El "Proyecto Económico" de Bernardo Ward, un técnico de la economía de origen irlandés que trabajaba al servicio de la Corona de España, era grandioso. Se propone elevar el producto nacional bruto, remozar el trabajo, la población, la agricultura, la industria y el comercio. Ve el modo de financiar todo esto en que los ricos depositen los ingresos para que puedan ser prestados a quienes los necesiten. Se imponía un Banco con caja central en Madrid y sucursales en cada capital de partido, que administraran los depósitos y prestaran, con garantía, a los necesitados. Estimaba que los caudales ascenderían a 172.485.300 escudos y, complemento a esta medida, se prohibiría a los particulares hacer empréstitos.
Son unas medidas más amplias que las de los Cinco Gremios, y cuentan con el apoyo expreso de Campomanes y otros ilustrados.
La guerra contra Inglaterra en 1779 para recobrar Gibraltar y combatir a los ingleses, acarreó una serie de gastos que no se pudieron paliar con préstamos y nuevas cargas impositivas. Se fuerza al gobierno a aceptar una emisión de Vales Reales, que gueron el primer papel moneda conocido en las Españas. Se emitieron 9.900.000 pesos de vellón en Vales Reales al 4%. Gozan de curso legal, excepto para pagos de haberes y comercio al por menor. A las seis semanas habían caído por debajo de la par y a los seis meses se imponía una segunda emisión de otros cinco millones de pesos para sufragar los gastos de la guerra. El oro americano que solía llegar anualmente estaba bloqueado, la guerra tomaba mal cariz y la cantidad de Vales Reales emitidos era enorme. La consecuencia lógica fue su depreciación. Pasados otros seis meses se impuso la creación de un Banco Nacional, pues era ya muy difícil que los Vales Reales adquiriesen la paridad por falta de efectivo para atender su amortización.
El alma de todo esto fue Cabarrús, negociante, banquero, economista con talento, elocuencia y caliente imaginación. Cabarrús encontró serios obstáculos en el Ministerio de Hacienda, en el conde de Gausa y en los Cinco Gremios, pues veían que todo este planteamiento iba en menoscabo de sus monopolios. Cuenta, sin embargo, con el apoyo de Floridablanca, Jovellanos y otros afines.
Por fin, el 2 de junio de 1782 se publica la Real Cédula (consta de 45 artículos), por la que se constituía el Banco Nacional de San Carlos, siempre conocido por Banco de España.
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