11 mar 2014

ROMA CONQUISTA EL ÁREA IBÉRICA (I)

Antes de abandonar Hispania en el otoño del 206 a. de C. para emprender camino hacia Roma, Escipión el Africano tuvo que hacer frente a una primera rebelión de los pueblos indígenas que habían pactado con él. Se trataba de los ilergetes y de los ilercavones, cuyos caudillos, Indíbil y Mandonio, estaban muy descontentos con los métodos empleados por los romanos para financiar sus operaciones bélicas en el territorio hispano. A pesar del interés de los historiadores romanos por resaltar la caballerosidad y buenas costumbres de Escipión frente a la rapacidad de los malvados cartagineses, la verdad es que los romanos no trataron a sus aliados ibéricos mucho mejor. Roma no tenía dinero para pagar a sus tropas expedicionarias y, en consecuencia, apenas se establecieron, los romanos comenzaron a estimular la generación de moneda entre las tribus ibéricas que se les unieron. De esta forma vincularon a los íberos al área económica romana y, además, se les facilitó extraordinariamente la recaudación de los tributos que exigían a cambio de su "amistad" y "protección". A su vez, con esos fondos les fue posible pagar a sus propios soldados sin que Roma tuviera que desembolsar un solo céntimo. Aparte de los tributos en metálico, Escipión impuso también levas forzosas de soldados, que servían en el ejército como tropas auxiliares, comandadas por oficiales romanos.
Al parecer, ni los impuestos eran moderados, ni moderados los métodos empleados por los recaudadores y reclutadores de las tropas, lo cual hizo que los aliados acabaran por negarse a colaborar. Al mismo tiempo, algunas guarniciones romanas a quienes se adeudaban soldadas, se amotinaron. Escipión sofocó los motines de sus propios soldados y presentó batalla a los indígenas insurrectos. A pesar de que éstos lucharon valerosamente, fueron vencidos, si bien Indíbil logró escapar con un tercio de su ejército. Escipión exigió el pago inmediato de los atrasos e impuso la ocupación militar del país de los ilergetes hasta que saldaran por completo su deuda.
Antes de su marcha, Escipión fundó también una colonia para sus veteranos a la que , en honor a Italia, llamó Itálica (en la imagen). Itálica nació, pues, como puesto fronterizo frente a los cartagineses en retirada y podemos decir que fue la primera ciudad propiamente romana de la Península Ibérica, alcanzando muy pronto una gran prosperidad.

(CONTINUARÁ)

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