Es evidente que la participación de un pueblo en la propiedad de los recursos disponibles repercute en su interés por defenderlos contra eventuales amenazas e incide, paralelamente, en la configuración de las estructuras políticas que hacen posible su aprovechamiento pacífico y equilibrado. Mirando con esta óptica el área iberandaluza vemos cómola concentración de la riqueza en un grupo restringido de privilegiados condiciona la existencia de un régimen político monárquico que vela porsus interesees recurriendo a tropas mercenarias, ya que desconfía de la población civil que, por su escasaparticipación en la propiedad, ni se interesa por defender lo ajeno ni influye en las decisiones políticas.
En algunas partes de la zona levantina y, por lo menos en el estadio más antiguo, el caso es distinto. Al parecer, una distribución más equitativa de la riqueza explica el espontáneo interés de la población por defender lo que siente como propio, y aclara, al propio tiempo, el caráceter, tal vez colegial y paritario, de sus órganos de gobierno ordinarios, los consejos de ancianos.
El cultivo extensivo del olivo había sido introducido por los fenicios tiempo atrás, aunque la planta y el modo de aprovechar sus frutos parecen conocerse desde mucho antes. Muy pronto, la fabricación de aceite constituyó una de las principales fuentes de riqueza de la zona portuguesa, valle del Ebro, Levante y Andalucía. el aceite de Iberia, por su calidad, se impuso en los mercados. Ya en el siglo VI a. de C. se le impuso al Ebro el nombre de "río del aceite". En tiempos posteriores, la Béticallegó a exportar a Roma tal cantidad de aceite que, con los fragmentos de las ánforas rotas se formó allí, en el transcurso de sólo un siglo , el monte Testaccio, llamado así por la cantidad de tiestos acumulados.
Lo mismo podemos decir del vino ibérico. La vid había sido introducida por los fenicios y ya en el siglo VI se exportaba. Al parecer los indígenas no apoyaban los sarmientos en palos, sino que los dejaban sueltos sobre la tierra. La vendimia comenzabaen Andalucía a finales de agosto y, antes de que llegara el invierno, se cavaban los pues de las cepas para qeuel agua pentrase profundamente en la tierra.
Pero el vino no era la única bebida espiritosa que alegraba el corazón de nuestros íberos. Polibio habla de un magnate turdetano que, en medio de la más lujosa de las estancias de su palacio, tenía gran número de cráteras de oro y plata llenas con una bebida de cebada conocida como "cerveza".
Por lo que se refiere a los cereales, la producción era bastante desigual en las tierras de secano, pero en las vegas de los ríos, especialmente el Ebro, el Segura y el Guadalquivir, las cosechas eran ricas y permitían la exportación masiva de cereales, máxime cuando la navegabilidad de grandes tramos fluviales facilitaba su transporte hacia el mar. Los comerciantes griegos del siglo V a. de c. ya compraban trigo a las gentes de Tortosa. En el sur, este cereal se sembraba incluso entre los olivos, y se cuenta que las cosechas superaban el céntuplo de lo sembrado.
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En algunas partes de la zona levantina y, por lo menos en el estadio más antiguo, el caso es distinto. Al parecer, una distribución más equitativa de la riqueza explica el espontáneo interés de la población por defender lo que siente como propio, y aclara, al propio tiempo, el caráceter, tal vez colegial y paritario, de sus órganos de gobierno ordinarios, los consejos de ancianos.
El cultivo extensivo del olivo había sido introducido por los fenicios tiempo atrás, aunque la planta y el modo de aprovechar sus frutos parecen conocerse desde mucho antes. Muy pronto, la fabricación de aceite constituyó una de las principales fuentes de riqueza de la zona portuguesa, valle del Ebro, Levante y Andalucía. el aceite de Iberia, por su calidad, se impuso en los mercados. Ya en el siglo VI a. de C. se le impuso al Ebro el nombre de "río del aceite". En tiempos posteriores, la Béticallegó a exportar a Roma tal cantidad de aceite que, con los fragmentos de las ánforas rotas se formó allí, en el transcurso de sólo un siglo , el monte Testaccio, llamado así por la cantidad de tiestos acumulados.
Lo mismo podemos decir del vino ibérico. La vid había sido introducida por los fenicios y ya en el siglo VI se exportaba. Al parecer los indígenas no apoyaban los sarmientos en palos, sino que los dejaban sueltos sobre la tierra. La vendimia comenzabaen Andalucía a finales de agosto y, antes de que llegara el invierno, se cavaban los pues de las cepas para qeuel agua pentrase profundamente en la tierra.
Pero el vino no era la única bebida espiritosa que alegraba el corazón de nuestros íberos. Polibio habla de un magnate turdetano que, en medio de la más lujosa de las estancias de su palacio, tenía gran número de cráteras de oro y plata llenas con una bebida de cebada conocida como "cerveza".
Por lo que se refiere a los cereales, la producción era bastante desigual en las tierras de secano, pero en las vegas de los ríos, especialmente el Ebro, el Segura y el Guadalquivir, las cosechas eran ricas y permitían la exportación masiva de cereales, máxime cuando la navegabilidad de grandes tramos fluviales facilitaba su transporte hacia el mar. Los comerciantes griegos del siglo V a. de c. ya compraban trigo a las gentes de Tortosa. En el sur, este cereal se sembraba incluso entre los olivos, y se cuenta que las cosechas superaban el céntuplo de lo sembrado.
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