Durante el período dictatorial de Narváez la raíz de los sucesos revolucionarios que ocasionaron la pérdida del trono de Luis Felipe de Orleans en Francia obligaron al general a plantar cara en diferentes frentes. Entre ellos se hallaba el embajador inglés Bulwer, empeñado en alentar a los descontentos e intervenir en cuantas conspiraciones se urdían en España, por lo que su presencia en Madrid se hacía insoportable para el gobierno.
Antes de tomar ninguna determinación, Narváez optó por pedirle al primer ministro británico, lord Palmerston, la retirada de su entrometido representante y que enviase otro, súplica que fue desatendida. Nueva petición al gabinete inglés y aún al propio embajador Bulwer, la cual quedó sin respuesta.
Finalmente, después de diversas asonadas contenidas en las que la opinión pública designaba a Bulwer como promotor de las mismas, el general Narváez, agotada ya toda su paciencia, expulsó al diplomático de modo brusco y concediéndole veinticuatro horas para abandonar España.
El rumor popular añade que, al mismo tiempo de expulsarlo, le propinó un fuerte puntapié en sus partes verendas. Y se añade que la medida del general fue muy popular y celebrada entre todos los partidos políticos.
Después de la expulsión del embajador, un amigo de confianza le preguntó a Narváez:
-¿Qué vas a hacer con el banquero Salamanca?
A lo que respondió el general:
-Ése es un pájaro de cuenta. Es muy "salao". Y aunque me ha hecho rabiar mucho, soy flaco, le quiero... Pero no se lo digas, porque en seguida me vendría a proponer "un negocio gracias al cual vamos a dar a España muchos millones".
Por cierto que durante la difícil situación que atravesó la Hacienda española en la legislatura de 1849, se celebró una junta de acreedores en la que uno de ellos dijo con ironía, refiriéndose a Narváez:
-España es grande, poderosa, cuenta con hombres eminentes... Puesto que Cristóbal Colón descubrió América, ¿por qué alguno no descubriría el modo de que cumpliese sus sagradas obligaciones?
Narváez contestó sin titubear:
-Cristóbal Colón descubrió América porque había una América; pero nosotros no podemos descubrir el dinero porque no lo hay.
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